viernes, 28 de marzo de 2008

MUCHO MAS QUE UN FISICO

Temprano en la mañana mientras mi amigo Francisco desayunaba con una suculenta arepa con queso, acompañada de una tasa de café recién colado, recibió una llamada; era el coordinador de la junta de misiones del distrito, informándole que la solicitud que había enviado para enrolarse como misionero a un país del medio oriente fue aprobada: ´”tu parecido físico fue la razón principal en el momento de la elección” – dijo el coordinador de la junta-. Conmocionado por la noticia, francisco se preguntó ¿Solo por la similitud física?...Francisco es la muestra una realidad presente en el ámbito misionero, ya que el físico ha tomado un lugar preponderante como medida estratégica para el envío de obreros al campo. Se dice que los latinoamericanos poseemos similitud física con los habitantes de países pertenecientes al Medio Oriente, Euro-Asia o África del Norte.El darnos cuenta del parecido físico entre latinos y otros grupos étnicos ha tenido relevancia a raíz del problema de adaptación y comunicación que se ha presentado desde hace ya unos años con los obreros de las potencias misioneras, provenientes de países del “primer mundo”. Por otro lado, los conflictos políticos y religiosos entre los gobiernos de estas poblaciones nombradas (mayormente orientales), y las naciones enviadoras de misioneros (Norteamérica y Europa) han agudizado la situación.Al respecto se han hecho campañas por parte de algunas agencias misioneras para el reclutamiento y envío de latinos; a lo que Federico Bertuzzi reacciona diciendo: ´´nos toca a los latinos tomar la antorcha´´[1]. Todo esto me lleva a considerar que tenemos mucho mas que un físico para aportar al campo misionero. La conciencia de misión y la preparación teológica que hace varias décadas se ha generado y producido en América Latina, nos da el lugar en la mesa de trabajo junto a los estrategas ya existentes. Haciendo necesario considerar que nuestro aporte como latinos en el campo misionero hoy día es producto de una preparación madura teniendo en cuenta la gran responsabilidad que esto implica, no por una simple similitud genética. En las olimpiadas cada uno de los que llevan la antorcha forma parte de un equipo, en el cual todos por igual (principiantes y veteranos) participan de la elaboración estratégica de la carrera.Con esta reflexión no pretendo el reconocimiento, sino un llamado de alerta a fin de optimizar el proceso y así llegar a nuestro fin último: presentar el mensaje de Jesús en el evangelio.[1] BERTUZZI. Federico, Lecciones y modelos de misiones desde América Latina, Iglesia y Misión, septiembre 1997, No 61 volumen 16, pagina 6-12.

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