viernes, 28 de marzo de 2008

MADE IN AMERICA LATINA

Hacer misiones en América del sur es asunto osado, dado que la labor misionera desde la perspectiva latinoamericana es relativamente joven, en comparación con Europa y Norteamérica, que han sido potencias misioneras a través de la historia de las misiones.Se hace osado no solo por su poca edad, sino que el desarrollo de la misma se ha generado bajo la imitación de la estructura trasmitida por quienes en un inicio dieron a conocer el mensaje del evangelio. Varios historiadores presentan como llegó dicho mensaje a estas tierras.Al respecto, Pablo Deiros en su obra, El protestantismo en América Latina, puntualiza que desde el comienzo del siglo XIX el protestantismo hizo su aparición en estas tierras, fundamentalmente por tres vías: la inmigración, la obra de sociedades bíblicas y la labor misionera. Deiros narra que el contingente de misioneros estaba conformado por anglicanos ingleses, presbiterianos escoceses, bautistas galeses, luteranos alemanes y evangélicos norteamericanos, entre otros.[1] Por causa de ello, en los diferentes espacios latinoamericanos el mensaje del evangelio y la forma de hacer misiones fue leída e interpretada a través de lentes ajenos, pertenecientes a los misioneros foráneos.Posteriormente la participación misionera latinoamericana se ha desarrollado bajo el paradigma importado por dichos predicadores, los cuales se trazaron la tarea de trasmitir el mensaje del evangelio, llegando a cumplir literalmente la tarea de hacer del latinoamericano un discípulo al cual transferirse[2].Esta acción de transferencia ha hecho que la mayoría de los cristianos latinoamericanos conciban la misión como una labor a cumplir. Que ha tenido (y sigue teniendo) como fin ultimo llevar a los habitantes de su Jerusalén, su Judea, su Samaria… y hasta lo ultimo de la tierra el mensaje del evangelio bajo un esquema simplista, reduciendo la labor misionera a una acción mágica: como un “abra cadabra” donde la misión alcanza su esplendor cuando el individuo o grupo que se pretende “ganar para Cristo” repite lo que se ha denominado “la oración de fe”, en la que se lleva al individuo a repetir una formula reconociendo y aceptando a Jesús como su redentor personal sin una verdadera conciencia (conocimiento) de su acción.Ahora bien, este paradigma de la labor misionera no termina al haber alcanzado el clímax de la oración de fe, continúan dos pasos más: el discipulado y la construcción del templo.El discipulado en muchas ocasiones no es mas que la labor de transferir las verdades bíblicas con doctrinas denominacionales, las cuales se colocan de forma implícita casi a la par autoritativa de las Escrituras bíblicas, apoyando el planteamiento doctrinal con versículos bíblicos, muchas veces desarticulados e interpretados por el discipulador.En algunos casos la construcción del templo se ha convertido en la búsqueda del “made in” de la denominación a la cual pertenece el misionero enviado. Este templo no es solamente físico, también es una asimilación conceptual, como es el caso de aquellos lugares donde no se pueden erigir templos por diversas razones políticas, religiosas, económicas etc. Sin embargo los alcanzados en estas partes son contados, sin darse por enterados, como miembros denominacionales del organismo enviador. De esta manera un buen número de cristianos evangélicos en América Latina han hecho presencia misionera sin el mayor cuestionamiento del Cómo, que y para que del paradigma aplicado.Por tanto, se considera necesario aprehender un principio básico de la misión: no se trata de reproducir por imitación las pautas determinadas por una denominación en particular, antes bien tomar los lineamientos presentados en Hechos 15: 10-11, donde se ve claramente que por la gracia del Señor Jesús somos salvos y no por pautas religioso-culturales ajenas, que se convierten en un yugo para quienes pertenecen a una cultura muy diferente.Ante esta situación, hay una pregunta que recobra vigencia: ¿Cómo debe presentarse el mensaje del evangelio a otros pueblos o culturas? Dar respuesta a tal cuestionamiento es un trabajo titánico, para ello es pertinente hacer una observación de cómo presentó Jesús el mensaje del evangelio a otras culturas. En este ejercicio de observación es necesario dejar a un lado las concepciones preestablecidas en cuanto a la forma de hacer misión, es lo que el autor del presente ensayo denomina la práctica de la transdisciplina con Jesús. Dicho en otros términos, es abordar la misión dejando la construcción del esquema propio a un lado y acercarse más al de Jesús.En la acción misionera de Jesús se ve el cumplimiento de una labor que respondía a dos necesidades primordiales en el ser humano; una era la incógnita de trascendencia o liberación de una eternidad condenada al sufrimiento y la otra era su necesidad inmediata y corpórea, las cuales eran visibles en la sociedad Judía y el resto de sociedades circundantes.Para dar respuesta a tales cuestionamientos Jesús usó dos elementos: uno es el respeto que le da a particularidad del ser y el otro es la apertura al dialogo. Tales elementos se pueden notar en el encuentro de Jesús con la mujer samaritana donde el género, la cultura y la religión la hacían diferente, notándose un respeto ante su particularidad; por otra parte, los continuos encuentros con sus adversarios reflejan una apertura al dialogo más que a la imposición, nótese las respuestas a preguntas tales como: a quien dar tributo, la situación de la mujer adultera, entre otros.El cuestionamiento del ¿Cómo? se ha respondido de diversas formas, tomando en cuenta los diferentes factores que rodean el entorno del terreno escogido. No obstante, las respuesta de algún modo están matizadas por los construidos conceptuales como salvación, redención, evangelio, iglesia entre otros, propios de la institución a la cual se pertenece; Para lo cual se propone la….Revisión y reconstrucciónSe han hecho decontrucciones del procedimiento de la labor misionera en Jesús para entenderlo y posteriormente construir un método que contengan los elementos observados; sin embargo se consideraran cuatro componentes presentes en la labor misionera contemporánea latinoamericana, que no se observan en el lineamiento misionológico desarrollado por Jesús, los cuales se resumen a continuación:No hubo una exclusión de aquellos que no responderían con una acción de agradecimiento visible, como los 10 leprosos, referidos en el evangelio de Lucas, donde todos recibieron el milagro de la sanidad y solo uno se devolvió a agradecerle.[3]Hoy la labor misionera se ha convertido en algo así como llegar al everest, donde cada grupo denominacional trabaja en pro de colocar los colores de su bandera al llegar a la meta, convirtiéndose la representación denominacional en un objetivo casi primordialmente implícito en la labor misionera. En tal objetivo de llegar al Everest, cada denominación excluye a aquellos que no pertenecen a su “selecto grupo”No vio al ser humano como una tabla raza para comenzar a escribir sobre ella, lo que es igual a pasar por alto la formación que estos tenían hasta el momento de su encuentro con Él. Más bien los vio como seres humanos con una concepción religiosa ya construida y al mismo tiempo reducida, que limitaban la relación del ser humano con Dios a un paradigma comportamental excluyente, como un ejercito que desfila de forma sincronizada con movimientos exactos en cada uno de los integrantes dirigidos por un principal, no se permite un movimiento diferente para la conservación de la uniformidad. En ese sentido, propongo buscar lo que Nancy Betford denomina la “heterogeneidad complementaria”.Los doce discípulos recibieron de Jesús respuestas para una confrontación con Dios desde su propio banco de creencias, colocándolos ante una confrontación que los llevara a escoger entre su reduccionismo religioso y una vida abundante, no solamente en lo que se refiere a su temporalidad física sino en la trascendencia del ser.No hubo proselitismo. Jesús no invita a militar en una religión en particular. En sus diálogos con los diferentes individuos que experimentaban la magnitud de Dios, ya sea por una sabia explicación o un visible milagro. Se ve a un Jesús que expresa: “lo que haz recibido no lo cuentes”, aunque no le hiciesen caso.La gran comisión de mateo 28: 19-20 por ninguna parte expresa una trabajo de suscripción religiosa. Hacer discípulos a todas las naciones, es una tarea dejada por Jesús para liberar a los cautivos de la opresión, que en la mayoría de los casos viene de una religión enmarcada en paradigmas exclusivistas, excluyentes, opresivos y alienantes.[4]No limita la misión a un tiempo o espacio. A lo largo de la vida se conocen un sin fin de personas (cientos, miles o millones), resultaría ilógico considerar que la tarea ultima de un fiel seguidor de Jesús es hacer que estos se suscriban al cristianismo, considerando esto pretensioso y fuera del lineamiento real de la gran comisión.“Mientras están yendo van proclamando”. En la traducción de la gran comisión se percibe una acción que impregna la cotidianidad del discípulo de Jesús.Si el concepto de misión es que por la dirección del espíritu el misionero se encarna en una cultura dada en particular a la cual es llamado por Dios, tomando como modelo para el envío de Jesús a ser encarnado. Por consecuencia no existen formulas que globalicen la misión en cuanto a una estructura organizacional; por tal razón no se ve en Jesús un desarrollo misionero enmarcado solo en un espacio geográfico exclusivo, ni en una ubicuidad de vida, sino mas bien como parte inherente en su interacción diaria con la sociedad de la épocaOpción a una ruta acertadaLos “No” descritos, son los letreros que advierten el peligro en la ruta marcada por Jesús en la tarea misionera, lo cual asegura el elemento de respeto presente en Jesús en el proceso del dialogo abierto que tiene como tarea dar respuesta al interrogativo de la trascendencia del ser, sin dejar a un lado el aquí y el ahora de los seres humanos, donde desde sus necesidades y carencias grita constantemente por una respuesta, dicha respuesta contenida en Él al expresar “Yo soy el camino (para la respuesta), la verdad (que suple lo corpóreo) y la vida (que da la trascendencia).El respeto y el dialogo no consiste en el simple ejercicio de educación social de escuchar al otro, muchas veces con una actitud de maestro; en ningún registro bíblico Jesús se auto considera maestro, son sus escuchas los que lo calificaron como tal. Por esta razón es pertinente la invitación del teólogo Hans Küng a conocer, respetar y admirar al otro,[5] no como un mero ejercicio de respeto, sino para el desarrollo de un encuentro que produzca un dialogo evitando así la frustración de la labor misionera.Se puede considerar una quimera el planteamiento del conocer, aceptar y admirar al otro dentro de nuestros espacios religiosos sistematizados por un absoluto, en cuanto a la labor misionera. Este planteamiento no es una quimera, es más bien una urgencia ante un sistema cada vez más particularizado. El reconocimiento y el respeto son los himnos que en diferentes formas y maneras caracterizan a cada grupo o individuo dentro de su espacio de convivencia.No es un señalamiento de culpables, mas bien una llamada de atención a todos aquellos que con el mayor de los esfuerzos y compromiso hoy día desde Latinoamérica se esfuerzan arduamente en hacer misiones desde las diversas áreas de la tarea misionera.Misión Integral y Agente Trasformador, son conceptos que se han puesto en la mesa de discusión para tocar el tema de las misiones en diferentes espacios, con el fin de abarcar la totalidad de la tarea de la iglesia en la labor misionera. Sin embargo estas propuestas siguen viendo al individuo como un paciente que necesita que le suministren un tratamiento que lo lleve a dar los tres pasos (oración de fe, discipulado y miembro denominacional) donde se le proporciona un cuestionario con preguntas y respuestas establecidas, para que las aprenda.Se ha considerado hasta aquí que las dos interrogativas primordiales del ser humano son: el aquí y el ahora, sin dejar a un lado su trascendencia. No obstante, este par de preguntas son formuladas por el ser humano de diferentes formas, según la particularidad de vida de cada uno. Es como el arco iris que está formado por diversidad de colores pero cada uno de ellos se ubica adecuadamente, de forma tal que no pierde la esencia de lo que es cada uno en sus colores, pero finalmente el mensaje es el mismo “no volverá a llover”, la seguridad de una encuentro verdadero con Dios que le asegure la lejanía de la tormenta.Igualmente en el campo misionero el sujeto al cual se le presentan las buenas nuevas debe tener la oportunidad de recibir la respuesta de vida sin llevar consigo la obligación de aceptar “bíblico” que su interlocutor (misionero, iglesia u organización paraeclesial) adoptó o construyó para si.Se considera que una reflexión y adecuación del paradigma de la misión en donde el latinoamericano se presenta como ente activo es necesaria para la ascertividad de la misión y llegar a producir lo que Bedford describe como el resultado consecuente la formación de discípulos dispuestos al discernimiento que los conduzca a la misión integral.[6] Se trata de una labor misionera que tenga el propósito de facilitar un encuentro con la inmanencia de Dios, produciendo en ellos el deseo de querer llegar a su estatura (efesios 4:13). El “made in” es el sello que informa el lugar de origen de un producto. El latinoamericano debe ser responsable en el aporte que sale de su tierra a la obra misionera, considerando (antes de salir) haber respondido los interrogantes del Qué, Por que y Para que de la misión, Para asegurarse de estar en el campo misionero aplicando el lineamiento de la misión según Jesús y no la aplicación de una construcción paradigmática (denominacional) ajena a la planteada por Él.[1] Cfr. DEIROS. Pablo. Historia del Cristianismo en América Latina. Editorial Caribe. Pg. 618-635[2] Transferencia: Aplicación de procesos de trabajo o aprendizaje ya adquiridos, a situaciones o trabajos nuevos. Se produce cuando algo que se ha aprendido previamente condiciona el aprendizaje de otras habilidades, destrezas o conocimiento. Definición tomada de: Diccionario de Pedagogía y Psicología. Publicado por la editorial cultural. Madrid. 2002[3] Lucas 17:11-19.[4] Lucas 4: 18-19.[5] Conferencias de ética mundial de la fundación weltethos. Teólogo: Hans Küng. 21-03-2007[6] PADILLA Rene y Yamamori Tetsunao, La iglesia local como agente de transformación, ediciones Kairos, Buenos Aires 2003 Pág. 70.

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