viernes, 14 de septiembre de 2012

De que se trata el 7 en Venezuela me pregunto un amigo mexicano…


Nosotros los venezolanos tenemos más de una década con una división política que se ha hecho presente en casi todos los escenarios de nuestras dinámicas cotidianas. En este momento todos estamos a la expectativa de lo que pasara el 7 de octubre en el terreno de las votaciones presidenciales. Paradójicamente hoy nuestro sentir es común, “que gane nuestro candidato,” sin embargo hay muchas otras cosas que nos hacen convergente, como es el amor por nuestros hijos y el miedo que la inseguridad nos los arrebate; el sin sabor que nos produce ver a nuestras madres que se agotan en el va y ven de hacer rendir el alimento diario; la frustración de nuestros padres desempleados o el padre que teme perder el empleo; la impotencia del empresario rebuscador que su carga casi nadie va a comprar.
No se trata de mis hijos, mi madre, mi trabajito, mi rebusque. Se trata de los hijos de María, la señora de las empanadas de la esquina que de sus tres hijos le quedan dos; se trata de Domingo el contador que se rebusca en su taxi de alquiler; se trata de Heberto, que las pocas ganancias de su quincalla se la llevan las vacunas.
Se trata de que seamos una gran familia, como familia nos interesemos unos por otros y para nosotros no deben existir los hijos preferidos. No somos Rojas ni Blanco, SOMOS VENEZOLANOS con nuestra diversidad de pensamiento que nos da el disfrute del mosaico que representa nuestra libertad compartida. Por este sentir que nos unifica como venezolanos e independientemente de la religión que profesamos somos hombres y mujeres temerosos de Dios. Un temor que nos debe llevar a pedirle que tenga misericordia de nuestra familia Venezolana e independientemente de nuestra identidad política sea haciéndose Su voluntad y que nos use como instrumento de bendición y unificación.
En la inmensidad de la sabiduría bíblica hay una parte que dice que “el pueblo tiene el gobernante que se merece.” En este sentido como venezolanos somos un pueblo que se identifica con el trabajo, la familia y el respeto que sumados al deseo de avance le apostamos a la educación, la libertad de expresión y decisión dialogada.

Si estamos claros con nuestras innegociables señales de identidad, entonces se trata de preguntarnos ¿Qué gobernante merecemos? ¿Está en la agenda de nuestro candidato el desarrollo de las señales de identidad que nos caracteriza y que determina nuestro destino como familia?  Son pregunta que debemos de agendar en la intimidad de nuestra espiritualidad antes de este 7 de octubre.
Mi amigo el mexicano no entendía mi palabrería y es posible que muchos tampoco, pero si se identificaba con mi sentir de patria, porque en su México lindo y querido al igual que en otros territorios se hace presente cada día más ese venezolano talentoso en busca de la preservación de la particularidad de su familia que lo obligó a separarse de la colectividad heredada y compartida en el desvanecimiento de la seguridad de patria.
El 7 se trata de hacer de nuestra elección personal una bendición colectiva.
A la distancia de las tierras y la cercanía del sentimiento nacional.

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